lunes, 30 de agosto de 2010

Adicción

Soy un hombre normal, aunque la gente piense que no, lo que pasa es que soy más valiente que los demás hombres; que piensan como yo, pero son muy cobardes para hacer las cosas, yo no. Hoy me ejecutan después de 9 años en prisión. Han sido años difíciles pero no importa. Morir ahora, vale la pena. Las razones por las que sucede, tal vez no sean tan buenas, pero no es porque me arrepienta de lo que hice, sino porque creo que de todas formas todos estamos mejor.

Hace unos años yo era un hombre con un gran trabajo, bastante dinero, coche, tenía muchas cosas buenas, una novia hermosa, medio golfa la desgraciada y bastante mentirosa, pero yo la amaba, era mi vida. Y bueno por culpa de ella estoy aquí metido.

 La conocí, me gustaba el sexo con ella, y la maldita se me fue metiendo poco a poco hasta que tengo que reconocer, se volvió mi obsesión, mi locura y mi adicción. Si, una mujer se puede volver tu droga, y cuidado, porque cuando eso pasa, ya te llevó el diablo. Pues empezamos a vivir juntos a los 6 meses de relación.

 Ella trabajaba conmigo. Era la vida perfecta, dormíamos juntos, nos levantábamos, nos bañábamos juntos entre sexo y las prisas, y bueno íbamos y regresábamos del trabajo, juntos. Al poco tiempo empecé a subir mucho en mi trabajo, en verdad de ser un bueno para nada o un empelado cualquiera, pronto me hice de la supervisión de nóminas y el área de planeación de gastos. No supe ni como, porque soy un imbécil para todo eso de los números, pero pues con tanto ayudante que tenía, pues no nos iba nada mal.

 Una tarde descubrí por qué había subido tan rápido de puesto, ya que al entrar a la oficina del gerente, pude ver a mi mujer en una posición que ni conmigo practicaba la muy perra. Bueno se la armé al gerente y si no es porque mi bella droga me detiene, pude haber matado al bastardo ese. La cosa no pasó a mayores, ni siquiera me quitaron mi puesto. El imbécil estaba tan necesitado de ella como yo, así que le creí a mi bombón cuando me dijo que todo lo hizo por nuestro bien. Me di cuenta que no era así, cuando mi compadre, mi mejor amigo, mi primo, mi hermano, mi padrastro y varios de mis compañeros le mandaban mensajes igual que los míos.

 La mujer era una eminencia para hacer que los hombres se obsesionaran con ella y le dieran lo que pedía. Pero bueno, la fidelidad no era su fuerte pero yo sabía que me amaba, porque conmigo vivía y a mí sí me la chupaba, no como a los demás. Y bueno si yo quería, también me podía a ventar mis aventuritas pero yo la amaba y sabía que el primer paso para que ella cambiara, era que viera que yo la respetaba. Así que pues seguimos así un tiempo.

 Un día la oí hablar con su mejor amiga, que de haber sabido a tiempo, me la hubiera tirado, solo porque mi mujer se tiraba a su esposo, claro que entre mejores amigas hay secretos que no se dicen, y ese es uno de ellos. Pues me enteré que mi mujer estaba esperando un hijo mío. Supuse que estaba guardando la noticia para festejar así que no dije nada. Pero después de dos o tres meses, supuse que era un error, que no había estado embarazada, y que los 3000 pesos de ginecólogo habían sido  para demostrarlo. Si, fui un idiota.

Pues después de un año y medio, yo ya era su pobre esclavo, estaba en la depresión total, no comía, no dormía, no vivía por todo lo que hacía ella. Tenía miedo que me fuera a dejar por mis inseguridades. Y el día que la encontré cogiendo en mi sillón favorito con mi primo, pues decidí solucionar las cosas, así que saqué la pistola y maté al cabrón. Ella se enojó mucho conmigo y yo por poco la pierdo. Pero con ayuda de unos de sus amiguitos policías logramos salir de la bronca, y después de sacarle mucho dinero a sus amantes, nos fuimos juntos de la ciudad.

 Pensé que todo estaba arreglado pero hasta en el pueblucho donde vivíamos como reyes, encontró a quien cogerse.

 En una borrachera por culpa de ella, terminé en los Alcohólicos anónimos del pueblo y aunque no me la crean, ellos me dieron la solución. “Debes de dejar todas tus adicciones, destruirlas y quemarlas, para volver a ser un hombre limpio”

 Y pues se las compré. Así que agarre a la hija de la chingada y la golpeé hasta cansarme, luego le prendí fuego y escuche sus gritos toda la noche, mientras me tomaba una cerveza sol; debo reconocer que el momento fue muy malo, si hubiera sido una  cerveza alemana, otra cosa sería.

 Pero como tenía amantes hasta debajo de las piedras pues obvio me agarraron y por poco me linchan, si no es por el amigo policía que meses antes nos había ayudado. Él también la odiaba y antes de guardar el cadáver en la bolsa le dio un par de patadas, y consiguió que me metieran a una celda protegida y muy buen trato en la cárcel.

Me enteré que el gerente y mi mejor amigo se suicidaron al saberla muerta, otro par regresaron con sus familias, y en vez de ejecutarme todos deberían recompensarme. Pero la vida no es justa. Dicen que la cámara de gases huele a pino, yo creo que huele a su perfume, me gusta mucho, aunque sería mejor si oliera a quemado como ella en sus últimos momentos. Bueno pues cuando esto termine y el olor a su perfume se vaya, quiero verla en el infierno, para que sepa que pese a todo, la sigo amando.

4 comentarios:

  1. Qué gusto leerte acá socia. Me gustó un buen.

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  2. Sociaaa! gracias por venir a leerme, que bueno qwue te gustó, ya sabes un poco de humor negro!

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  3. weee no mames esta buenisima
    aver si pedro torres te la produce
    no es broma heee me encanto has una gay pls!!!!

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  4. Si haré una historia de jotas, trasvestis, gays y perras jajajaja pero tu me consigues quorum eh!!!

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